lunes, 5 de diciembre de 2011

Lo que guarda un corazón

Ese momento único en el que te das cuenta que nada más importa.

Esta es una lágrima especial, pura, llena de orgullo que no solo recorre mi mejilla. Tal como esta he tenido decenas, llantos, alegrías, desilusiones, tormentas y esperanzas, cada una de ellas guardada dentro de lo más profundo de mí, tan escondidas que ni las personas que más quiero alguna vez las encontrarán. Una lágrima como esta es un regalo, el mejor que se pueda recibir, una lágrima como esta vale una vida entera. Y es que esta no es una lágrima cualquiera, es que no solo recorre mi mejilla, esta es la más especial que me han podido regalar, que después de alcanzar mi cuello desciende por mi pecho, abdomen, muslo y rodilla, hasta llegar a mis pies. Estas una simple lágrima, una solitaria lágrima, que se derrama y cae, y tal cual como lo hace el amor, se ramifica y cubre todo mi cuerpo...

Hay poca gente que me conoce, dudo que mis propios padres sepan lo que realmente es importante para mí. Es más, dudo que alguien en este mundo lo sepa, pero si hay alguien que puede saberlo es quien se da el tiempo de pensar en los porqués de mis acciones, es quien entiende y más aún, quien me apoya, esa persona sabe quién es. A pesar de todo, sé que soy complicado, y que mi mente es casi imposible de entender. Solo yo tengo la culpa de aquello, nadie más.

Esta lágrima que mi cuerpo acaba de absorber es la más linda que he podido tener. Gracias, muchas gracias por el regalo más lindo que alguna vez alguien me haya dado.

P.S: _ ____ ___

El perfume de Beú


Espero les llegué, espero les guste, espero les sirva, especialmente a ella.


El perfume de Beú.


Tocó el timbre, me saluda un rostro nuevo, nos presentamos y cruzo el lumbral de la puerta. Saludo amistosamente a quien quiera que vea, no falta el abrazo afectivo de algún viejo amigo, ni tampoco el tímido "hola" que sale de tu boca al momento de referirte a una persona que es nueva para ti. "Ella debería estar aquí"; usualmente es lo primero que pienso luego del incomodo silencio que emana del suelo. 


No conozco a muchos y me siento en una esquina agotado por la caminata de hace un instante. Medito durante un par de minutos, ella está presente en muchos de mis pensamientos mientras el tiempo pasa. Me doy cuenta de lo raro que me debo ver sentado solo, tranquilo y perdido mientras todos gritan y llenan sus estómagos de resaca. 


Me levanto, nuevamente con timidez pregunto a alguien que conozca por un vaso y hielo, destapo la botella y se abre la caja de Pandora. Me congelo la mano y comienzo a beber, socializo de vez en cuando mientras me doy cuenta de que la extraño. No puedo llamarla, no sería correcto dado que por ahora sé que no me necesita y solo causaría más silencio. 


Ya las conversaciones fluyen por aquí y por allá, se forman los grupos y no faltan los osados que encuentran una aventura con otro aventurero. Surgen recuerdos, risas y lamentos, hablo por igual ya sea con amigos, conocidos o rostros nuevos, todo va saliendo muy bien y me divierto. 


En un abrir y cerrar de ojos mi cerebro se paraliza, algo me llama, me guío por el olfato y mi cabeza apunta a una joven sentada a unos metros, es un aroma familiar que me roba una sonrisa y me hace recordar. Aquella muchacha está usando el perfume de Beú, y me obliga nuevamente excavar en mi triste corazón para encontrar la felicidad, para encontrar ese sentimiento que he intentado suprimir para no causar ningún problema, y con todos poderme distraer. Me doy cuenta de que aquel aroma no durará para siempre, y es ahí cuando ya no me importa nada, más mis sentimientos me controlan. Me levanto y me acerco a preguntarle sobre aquél perfume, y como si fuera el destino ella lo saca desde su bolso. Junto a una sonrisa y un poco de emoción, se lo pido amablemente para rociarlo en mi antebrazo, y junto con un "gracias" me retiro a esa misma esquina con mi vaso a medio llenar. Aunque suene tonto, me siento más tranquilo, me siento acompañado de ese aroma familiar, me detengo cada unos minutos, no importa dónde esté ni el tema de conversación, solo para oler mi antebrazo y con mis ojos cerrados emprender un viaje que por unos breves segundos mi corazón llenará. La veo, la siento, la respiro, sus ojos acaramelados me acarician con solo mirarme, sus labios tocan los míos con solo pensarlo. Salgo del trance con una palmada en la espalda de algún buen amigo sorprendido por mi desconexión, y con voz de apoyo me dice "sé en quien estás pensando". Yo, a poco de ahogarme en la nostalgia, salgo con el aliento de mi compañero que me obliga a seguir disfrutando. 


Ya mi vaso está casi vacío, y no soy como cuando llegué a aquel lugar, todo cambia, las conversaciones son distintas, los abrazos mas cariñosos y los roces más violentos, pero no importa lo que pase, durante todo el tiempo permanece el sentimiento, ella siempre está presente, aunque lejos esté, aunque conmigo no esté. 


Comienzan a retirarse los primeros derrotados de la noche, algunos caen vencidos por el sueño, pero otros aún atentos siguen el griterío. Ya he ido al baño tres veces, y siempre que voy de salida, miro en el espejo y pienso en lo hermoso que se vería todo si ella abrazando mi brazo estuviera a mi lado. 


Ya otra vez en el mismo asiento de la esquina me doy cuenta que mi vaso está vacío, lo dejo a un lado y sigo observando lo que sucede a mi alrededor. Los grupos han cambiado, y los aventureros han desaparecido, lo más probable en alguna habitación. 


Finalmente, después de horas de fiesta, los más prendidos se retiran, todos vencidos por el alcohol, cabizbajos sabiendo lo que les espera a la mañana siguiente. 


Mientras sigo observando como todo y todos desaparecen, decido que a mi me ha llegado el momento de dormir, y justo antes de salir recuerdo lo que sucedió, y lo que podría haber sucedido si ella hubiese estado allí conmigo. 


Emprendo el rumbo de vuelta a mi cama, y mientras camino  huelo mi muñeca, el aroma me invade nuevamente y en un abrir y cerrar de ojos estoy acostado, mirando hacia el techo y pensando en su amor. Luego de unos minutos de buscar alguna manera para que ella me vea, exhalo profundamente, el aroma del perfume de Beú me tranquiliza aún más y de a poco me voy quedando dormido, con la esperanza de que esa noche nuevamente la vea en mis sueños.


Fin.


Nadie puede saber lo que uno siente mientras no lo digas, pero cuando habla el corazón es imposible resistirse. 

Mis acciones no necesariamente representan mis sentimientos, más puedo expresarlos mejor.

(Claramente obvié algunas locuras de la noche para darle más sentido a este texto, pero básicamente esto es lo que me sucede en una junta con gente, es lo importante, es lo que siento).