Ya lo entenderás

Estás exhausto de tanto intentar, estás extenuado de tanto fracasar, tu vida es muy buena y a muchos les gustaría tenerla,  pero nadie sabe que muy por dentro por tus venas corre la pena y el dolor. Ella no te quiere, ella no te merece, ella no se da cuenta, ella hace que te corra una lágrima por la mejilla, tal y como a mí me sucede en este instante. La ves y no le hablas, la escuchas y no la sientes, la sientes y no la encuentras, la quieres y no la tienes…

Pocos segundos se necesitan para pasar de una sonrisa a un quiebre interior, una imagen, una mentira, un paso al costado… tu cabeza insiste e insiste en que te acerques, pero tu cuerpo no lo hace, te sientes cobarde, tu lucha interior te destruye cada segundo que pasa, no se puede hacer nada y tus propios monumentos al sufrimiento te dominan, caso perdido. ¿Milagros? Nadie pierde la fe.

Un amor correspondido que los pensamientos convierten en no correspondido, que sin lugar a dudas si en este maldito mundo nuestro corazón mandara sería perfecto, todos serian felices. Una lucha tan difícil como prender un fósforo dentro de una ventiscada. Impotencia, qué palabra más correcta, sin embargo, mal interpretada. Amar, si amar, y recibir indiferencia.

Te preguntas… “Si solo supiera lo difícil que es tomar la decisión de hablarle”, no lo entienden,  duele, lloro, perdón.

¿Tanto hay que sufrir para poder decir un “te quiero”?